Mujeres tecnólogas: Marie Curie

Mujeres tecnólogas: Marie Curie

 

Nueva entrada de la sección ‘Mujeres Tecnólogas’ dedicada a uno de los referentes históricos más mencionados por nuestras compañeras junto a Ada Lovelace: Marie Curie. Considerada una pionera en el campo de la radiactividad, esta célebre científica polaco-francesa fue la primera mujer en ocupar un puesto de profesora en la Universidad Sorbona de París. Nuestra compañera Alicia la recordaba así:

“A nivel tecnológico, me sorprende no tener ningún referente actual. Si tuviese que elegir a alguien nombraría a Marie Curie, por ser una mujer pionera en el ámbito de la física y la química”

 

¿Quién fue Marie Curie?

Curie fue la primera persona en la historia en obtener dos Premios Nobel en distintas especialidades. La científica polaca más famosa de la historia se licenció en Física y Matemáticas en la Sorbona de París, donde conoció al profesor de física Pierre Curie, con el que finalmente acabaría casándose. Junto a él, Marie desarrolló gran parte de sus investigaciones, centradas en la radiactividad. Impresionada por el descubrimiento de Henri Becquerel sobre los rayos de naturaleza desconocida que transmitían las sales de uranio, Marie quiso saber qué era ese resplandor y por qué ocurría.

 

Apuntes biográficos

Marie Salomena Skłodowska Curie nació en Varsovia (Polonia) el 7 de noviembre de 1867 y murió en Passy (Francia) el 4 de noviembre de 1934. Hija del profesor de Física y Matemáticas Władysław Skłodowski y de la maestra Bronisława Boguska, Curie era la pequeña de una familia numerosa que atravesó grandes dificultades económicas y encontronazos políticos. Pese a ello, la pequeña Marie mostró siempre su deseo de estudiar aunque no pudo ingresar en una institución de educación superior por ser mujer. Junto a su hermana, se vio obligada a estudiar en una universidad clandestina polaca que sí admitía mujeres, a la vez que compaginaba sus estudios trabajando como institutriz.

Finalmente, pudo trasladarse a Francia donde consiguío seguir con sus estudios de Física, Química y Matemáticas en la Sorbona, que por aquel entonces tan sólo contaba con 27 mujeres entre sus más de 700 estudiantes. Años después, el 15 de noviembre de 1906, Marie Curie impartía su primera clase de Física en esa misma universidad.

 

Legado en el sector tecnológico

Cuenta la leyenda que el matrimonio Curie se puso a trabajar mano a mano en un pequeño y oscuro cobertizo hasta dar con dos elementos altamente radiactivos no reconocidos hasta la fecha: el polonio y el radio. Fuese en ese pequeño espacio o en los pasillos de la Sorbona donde se conocieron, lo cierto es que sus investigaciones sobre la radiactividad llevaron a Curie a ser la primera mujer en recibir un premio Nobel en Física, de forma conjunta con su marido Pierre y el profesor Becquerel.

En 1906, Pierre Curie fallece al ser atropellado por un carro de caballos, por lo que Marie tuvo que continuar su trabajo en solitario. Compaginando su labor como profesora en la Universidad, su tarea como investigadora y el cuidado de sus hijas, Curie descubrió que la radioterapia podría ser un tratamiento efectivo contra el cáncer. Como reconocimiento a estas investigaciones, en 1911 ganó su segundo Premio Nobel, esta vez en la disciplina de la Química.

 

Curiosidades

Además de su actividad como científica, durante la I Guerra Mundial creó los primeros centros radiológicos para uso militar. Curie adquirió varios automóviles y máquinas de rayos X portátiles para crear una especie de ambulancias radiológicas. Gracias a este gesto, muchos soldados pudieron salvarse y se convirtió en la directora del Servicio de Radiología de Cruz Roja francesa.

Años después de su participación en el ámbito sanitario en periodo de guerra, Marie Curie fundó el Instituto Curie en París y en Varsovia, las ciudades que tuvieron más influencia en la científica. Estos institutos se mantienen hoy en día como los principales centros de investigación médica de Europa.

Después de una vida dedicada a la ciencia y la educación, Curie siempre reconoció que la curiosidad había sido la principal motivación en sus investigaciones. Esta frase, de su autoría, resume este sentimiento a la perfección: “un científico, en su laboratorio, no es sólo un técnico: también es un niño ante fenómenos naturales que le impresionan como un cuento de hadas”.