Los estándares en comunicaciones

 

Los estándares son de vital importancia en las comunicaciones electrónicas. Establecer un lenguaje común permite que múltiples sistemas desarrollados independientemente por distintos fabricantes puedan interoperar.

Decía con ironía el catedrático de ciencias de computación A. S. Tanenbaum en uno de sus libros que lo mejor de los estándares es que haya tantos para elegir. Obviamente, no es bueno que existan muchas normas para un mismo propósito, ya que la multiplicidad de estándares lleva a la incompatibilidad de los sistemas, a la fragmentación del mercado y a una mayor complejidad técnica en equipos con soporte multiestándar. Así, por ejemplo un teléfono móvil que deba soportar GSM y UMTS en múltiples bandas de frecuencia será más costoso que un teléfono que únicamente soportase GSM en una única banda.

Normalmente un estándar sólo define las funcionalidades internas y una interfaz de entrada/salida, pero se deja libertad para que quien lo implemente lo haga de acuerdo a su criterio aplicando las técnicas más ventajosas. El sistema se trata como una caja negra: se sabe qué función realiza y cómo hay que interactuar con él, pero no exactamente cómo está hecho por dentro, ni es necesario. Así un receptor de televisión digital terrestre debe cumplir la norma DVB-T, pero cada fabricante puede realizarlo internamente con un único circuito integrado, combinando varios, mediante componentes discretos, usando sólo hardware, combinando software, etc. Mientras satisfaga los requisitos del estándar, servirá para recibir la señal de televisión.

En ocasiones resulta conveniente trocear un estándar complejo en varias partes, cada una de ellas operando como una caja independiente, definiendo una nueva interfaz que las conecte. Cada una de estas cajas sería reemplazable por otra equivalente sin que la funcionalidad del sistema cambie. Con ello se logra que unos fabricantes puedan especializarse en ciertas partes del sistema y otros en otras.

Como ejemplo, los fabricantes de equipos de red para telefonía móvil Ericsson, Huawei, NEC, Nokia Siemens Networks, Alcatel-Lucent y Nortel definieron una especificación técnica denominada CPRI (Common Public Radio Interface), que divide una estación base de telefonía en una parte radio y una parte de control, con una interfaz común. Esto permite que cada una de las partes se pueda beneficiar mejor de los avances en la tecnología, y supone una mayor flexibilidad para los operadores de red al poder combinar equipos de diversos fabricantes. Un ejemplo similar es la interfaz T2-MI (DVB-T2 Modulator Interface) que permite igualmente dividir una red de difusión de televisión digital de segunda generación en una parte radio y una parte de procesado independientes.

Gradiant, en particular en su línea de trabajo de procesado para difusión de televisión digital, permanece atenta a la evolución de estos estándares, identificando oportunidades técnicas y de negocio en colaboración con empresas gallegas y nacionales del sector.