Cloud Computing, un nuevo paradigma

Desde hace ya algún tiempo, el término «Cloud Computing» o la «nube» aparece una y otra vez asociado al mundo de las TIC. En realidad, y a pesar de las apariencias, no se trata exactamente de una nueva tecnología, sino de la evolución de un conjunto de tecnologías ya existentes, entre las que podríamos destacar «Virtualización» o «Grid Computing», que han convergido en un punto donde se plantea un cambio de paradigma. Este cambio supone trasladar las aplicaciones de los PCs de los usuarios a la «Nube» donde se ejecutarán con recursos teóricamente ilimitados. La «Nube» (o «Cloud») no es más que una infraestructura en el que los recursos se virtualizan para adaptarse a las necesidades de las aplicaciones de forma dinámica. Esto permite una mejor utilización de los recursos que siempre estarán ajustados a la demanda y además plantea un nuevo modelo de negocio basado en el «pago por uso» («pay-as-you-go»). Otra gran ventaja es la de poder acceder al servicio desde cualquier lugar y en cualquier momento. Podemos encontrar ejemplos claros de estos modelos en las aplicaciones on-line que ofrece Google, como son GMail o Google Docs.

 

Cuando hablamos de «Cloud» tenemos que tener siempre presente dos roles: los usuarios de los servicios y los proveedores de los servicios. Además, podemos agrupar los servicios en tres categorías, en el nivel más bajo tendríamos la Infraestructura como Servicio (IaaS) que ofrece un conjunto de recursos (máquinas virtuales por lo general) sobre los que ejecutar aplicaciones. Amazon, con su famoso EC2, es un ejemplo de proveedor de IaaS. Luego tendríamos la Plataforma como Servicio (PaaS) que lo que pretende es ofrecer un entorno en el que poder ejecutar aplicaciones sin tener que preocuparse de los recursos que pueden consumir. Por debajo de una PaaS siempre tiene que haber una infraestructura que la soporte, aunque sería transparente para el programador de aplicaciones que hace uso de la plataforma. Ejemplos de PaaS serían Google App Engine o Microsoft Azure. Finalmente, tendríamos el Software como Servicio (SaaS), que lo que pretende es ofrecer aplicaciones que pueden ser ejecutadas en una plataforma o directamente sobre una infraestructura, que tienen la «ilusión» de contar con recursos ilimitados para su ejecución. Esto permite escalar aplicaciones dinámicamente en función de la demanda sin tener que tocar el código ni la configuración de la aplicación. Zoho, Microsoft o Google, por ejemplo, ofrecen suites ofimáticas en formato Software como Servicio.

El futuro del «cloud computing» es prometedor. Vistas las ventajas, numerosas empresas están en proceso de migración aunque entre los principales problemas están la dificultad de portar aplicaciones específicas al «cloud», la inseguridad de que datos privados pueden ser procesados en máquinas externas (algo en parte subsanable con «clouds» privados) o la dependencia de proveedores de servicio, aparte de la de proveedores de internet (pasando a ser la disponibilidad un parámetro crítico). Con todo, y al ritmo que evoluciona y mejora el «cloud computing», se espera que en unos 3 años el 8